miércoles, 11 de agosto de 2010

Pájaros de papel.

Nunca fui alguien constante. Tampoco me gustó demasiado la monotonía de un pueblo en el que las personas más cercanas son las más falsas. Siempre fui esa niña solitaria que, aunque hablara con todos, ninguno me llegaba al corazón. Y eso cuando llevas más de dieciocho años aguantándolo, duele. No duele porque sepas que a nadie le importas demasiado. No duele porque piensas que ellos estarán igual sin ti. Duele porque sabes, en lo más profundo de tu ser, que terminarás sola. Y eso sí que duele. Pero no me importa, me hice inmune ante esa sensación, siendo ésto algo muy preocupante. ¿Por qué no seré un pájaro? me pregunto de vez en cuando. Un pájaro que pueda escapar de todo sin preocupaciones. Un pájaro de papel.