jueves, 16 de diciembre de 2010

Follow your dreams.


Hay imágenes que lo dicen todo y palabras que no dicen nada. Pero nunca dejes que te digan que no conseguirás lo que te propones. No permitas que el miedo a fallar te impida jugar. Simplemente hazlo, hazlo como tú quieres. Así podrás tratar de conseguir lo que te propones. Y, aunque te de miedo, trata de cumplir tus sueños. Porque esta vida se compone sólo de eso, de sueños, de metas, de esperanza.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Where is my place?


No queda tiempo. Ya no hay tiempo para la fantasía, la magia o tomar una taza de chocolate caliente. No existe la ilusión de ver edificios rosas, árboles de colores ni un paraje inóspito. Todo es esperado, nada es original. Y ahora, tras pensar en ello, ¿qué harás? Nada. Las maravillas del mundo se convierten en lugares turísticos donde hay tantas personas como puede haber en medio de la Gran Vía de Madrid o en Nueva York. Eso quita toda la magia a poder visitar con profundidad un lugar "mágico" de por sí. Las pirámides de Egipto, el Taj Mahal o el Machu Picchu no son ahora nada más que lugares de postal. Y duele pensar que no existe en ningún lugar la fantasía, ni la ilusión por experimentar cosas nuevas. Por eso, ella intenta encontrar ese lugar. Un lugar único, espectacular, en el que poder perderse y no encontrarse si no quiere. Un mundo particular al que llevar sólo a unas cuantas personas, las necesarias para poder soñar sin sufrir.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Pisando fuerte.


Un día, cuando menos lo pensaba, salió el sol. Y lo que antes parecía tan oscuro y tan triste se convirtió en algo seguro y bueno. Lo que hasta ese momento la aterraba pasó a ser el motivo por el que seguir adelante. Y sus ojos claros deslumbraron al mundo. Se maquilló, después de mucho tiempo sin hacerlo. Labios rojos, un beso al espejo y salir por la puerta. El vestido rojo que tanto la gustaba. Una trenza a un lado, para que el pelo no moleste. Pisando fuerte, con tacones del mismo color que los labios. Del mismo color que el corazón.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Palabras.


Cama. Susurros. Gemidos. Sudor. Dormir. Cigarro. Ventana. Pétalos. Cocina. Macarrones. Tomate. Ducha. Láminas. Papel. Escritura. Sutileza. Detallista. Flores. Color. Rosa. Roja. Amor. Bombones. Sexo. Gritos. Silencio. Mentiras. Silencio. Odio. Silencio. Pánico. Silencio. Fúnebre. Silencio. Vida. Muerte. Silencio. NADA.

jueves, 25 de noviembre de 2010

¿Feliz cumpleaños?


18 años. 18 años y un sueño. El sueño de poder llegar a ser algo en su vida. Y ella es feliz, por lo menos lo intenta con ganas. También le gusta juguetear con las puntas de su pelo, le encanta. Pasaría horas y horas mirándose las puntas. Ella es así. A veces, cuando todo el mundo ya está soñando, se queda pensando en todo lo que le rodea. En sus miedos, en sus inseguridades. Es tímida, pero a la vez inteligente y simpática. Le gusta mucho bailar, incluso lo hace bien. Le encantan las películas con finales felices. Sonríe y sólo con eso ilumina a las personas de su alrededor. Sabe escuchar los problemas, se los guarda en su interior y da mucha confianza por ello. Ella es buena persona, algo que muchas otras no lo son. No intenta hacer daño a nadie. Le dan miedo los gatos, pero en el fondo los adora. Ella parece infantil y, en muchas ocasiones lo es, aunque cuando tiene que soportar las cosas duras de la vida lo hace sin mayor temor. Porque ella es especial, es mi ángel, la persona que necesito a mi lado. Ella es, simplemente, ella.

martes, 23 de noviembre de 2010

Niña sin sonrisa.


Ella está triste. En lo más profundo de su ser sabe que todo está muy mal. Aunque a veces finge esa sonrisa tranquilizadora. Y los demás piensan que está bien, pero en realidad todo es fachada. Él, lo que la rodea y sus amigos hacen que sea cada vez más y más infeliz.
- ¿Por qué no podré encontrar mi sonrisa? -pregunta ella de forma retórica.
- Porque para poder ser feliz necesitas algo más que respirar -contesta su voz interior, siempre tan sabia.
Y ella camina por la orilla de las sombras, entre árboles podridos. No puede encontrar ninguna razón que la obligue a sentir algo más. Y menos desde que él no está. Se siente como si todo fuera oscuridad, vacío, insignificante.
Pero mantiene la esperanza de que, algún día, conseguirá sonreír de verdad. Y, por lo menos momentáneamente, ser feliz.

jueves, 14 de octubre de 2010

Sentir o no sentir, ésa es la cuestión.


Ella quiere sentir. Sentir por una vez que todo merece la pena o, por lo menos, que algo merece la pena. Sin espectativas ni sueños, sólo piensa en cómo llegar a mañana sin otra puñalada en el corazón. Porque ya van demasiados años repletos de puñaladas y han provocado en ella algo increíble, tiene miedo a sentir. Tiene miedo a sentir que depende de alguien para ser feliz, tiene miedo a creer en los demás y que una nueva puñalada atraviese su dañado corazón. Tiene tanto miedo a sentir que no siente. Se hizo inmune y ahora sufre todavía más por no poder sufrir como ella quisiera. No lo da todo con nadie ni con nada porque cree que será más fácil cuando la puñalada llegue directa al corazón.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Pájaros de papel.

Nunca fui alguien constante. Tampoco me gustó demasiado la monotonía de un pueblo en el que las personas más cercanas son las más falsas. Siempre fui esa niña solitaria que, aunque hablara con todos, ninguno me llegaba al corazón. Y eso cuando llevas más de dieciocho años aguantándolo, duele. No duele porque sepas que a nadie le importas demasiado. No duele porque piensas que ellos estarán igual sin ti. Duele porque sabes, en lo más profundo de tu ser, que terminarás sola. Y eso sí que duele. Pero no me importa, me hice inmune ante esa sensación, siendo ésto algo muy preocupante. ¿Por qué no seré un pájaro? me pregunto de vez en cuando. Un pájaro que pueda escapar de todo sin preocupaciones. Un pájaro de papel.

martes, 6 de julio de 2010

Todo seguirá igual.


Me encanta escuchar canciones tristes en pleno momento de crisis existencial. Es el momento en el que rompes a llorar como una idiota por esa frase que te identifica tan bien. Es algo perfecto. Y cuando decides que quieres cambiar todo, que todo no seguirá igual, te das cuenta de que sólo te mientes para volver a sonreír una vez más. Pero, en el fondo de tu corazón sabes que todo seguirá igual. Esa jodida frase te da un escalofrío, pero no importa, volverás a sonreír antes de darte cuenta de ello.

Frágil.


Abrumada. Hasta las narices. Y esque, parece que no acaba nunca. Y se cansa, se cansa por todas esas pequeñas cosas que la suceden. Está hasta las narices de tener que aguantar más y más. Y de callarse. Y de ponerse tan borracha que no recuerda lo que hace. Y de dar pena, porque eso lo sabe hacer muy bien. Está cansada de estar sola, tan sola que a veces llora por las noches. Llora pensando en él, en ellas, en todo. Porque la soledad, aunque sea acompañada, la ahoga y hace que se vuelva frágil.

lunes, 28 de junio de 2010

Más de lo mismo, amor.


Y ella es feliz por estar con él, porque sabe que es algo único. Único, aunque no sea perfecto. Único, aunque la distancia los pueda separar. Único a pesar de todo. ¿Por qué? Porque realmente son felices al estar juntos y eso, eso es lo único que importa en el amor. Conseguir ser feliz durante ese instante en el que él la acaricia, en el que ella lo abraza, en el que se entregan el uno al otro.

domingo, 13 de junio de 2010

Muerte y destrucción.

El piloto sobrevuela la ciudad desde donde puede tocar las nubes. Una gota de sudor surca su frente con nerviosismo. Tiene una misión y no puede fallar. Su cupiloto lo mira en el preciso momento. Hace una señal con la cabeza, asintiendo. Sus corazones están acelerados y las manos sudorosas. De pronto, pulsa el botón rojo. Y vuelan alto, alejándose de aquel sitio que comenzaba a desintegrarse.



La bomba sacudió hasta el más mínimo resquicio de la ciudad. Sólo se veía humo y fuego. El fugo de la venganza de un pueblo hacia el otro. El humo de la deseperación que habitaba en las pobres gentes que habían sobrevivido a la explosión masiva, pero que intentaban seguir con vida.



Un niño llora, sentado en la calle. Sus padres habían muerto con la bomba. La maldita bomba. Y ahora, el niño no sabía qué hacer. No sabía lo que pasaba a su alrededor. Veía a gente corriendo, gente muriendo, gente sangrando, por cada rincón. Tal vez estaba incluso sordo tras el sonido estremecedor de aquella infernal arma.



Ni la fe podía ayudar a que esas personas tuvieran esperanza. Las iglesias habían sido destruidas. Las casas, los edificios emblemáticos, todo estaba arrasado. Ya nada podía recuperarse de esa situación tan antinatural y catastrófica. Todo lo que se había construido se deshizo como un castillo de naipes, en tan solo un segundo.



Y así fue como termina un episodio histórico. La muerte de tantos millares de personas por un fin que, realmente no tenía sentido. Ninguna guerra tiene sentido. Las muertes, las enfermedades, la misera que generan. Pero eso a los países que se benefician nunca les importa. Las personas tienen tanta sangre fría que ordenan matar a tantos inocentes y tras eso van a jugar al golf, a tomar el té o simplemente a esperar a que ese ataque obtenga sus frutos.



Pero luego está la otra cara. La de los inocentes. Personas que no tienen la culpa de nada, de la guerra, y que tienen como recompensa una cruel muerte. Aún más doloroso es ver a una mujer con su hijo en brazos, o quizás ni fuera su hijo. Tal vez fuera el hijo de otra persona que murió con dicha bomba. O tal vez fuera una madre que había perdido a todos sus hijos excepto a este.
En cualquier caso, NADA justifica la matanza de inocentes por fines políticos o económicos. Las personas tenemos derecho a vivir, no a ser exterminados como si no fueramos nada.

viernes, 11 de junio de 2010

Complicaciones I

Corre por el pasillo, respirando agitadamente. Sus pulsaciones aumentan. Se oyen los gritos de alguien tras ella. "No puede pasar" repite una y otra vez. Pero ella es más rápida, porque no puede perder más tiempo. Continúa corriendo hasta llegar a la habitación 212. Frena en seco, mirando la puerta con detenimiento. Un hombre la agarra del brazo y tira de ella con ganas. Intenta zafarse, pero aquel hombre de dos metros de altura tenía demasiada fuerza. Era imposible deshacerse de él.
- Usted no lo entiende, joder -se resistía a él, sin gran éxito.
- Señora, esta zona está restringida. No puede pasar.
- Pero...
Desiste. Se da cuenta de que así no iba a conseguir nada. Debía pensar otra alternativa, pero ¿cuál? Quería verlo, quería verlo ya. Y no podía por culpa de ese hombre y sus malditas reglas.

miércoles, 9 de junio de 2010

Amistad.


Amistad. Una palabra. Siete letras. Un sentimiento tan grande que por él darías gran parte de ti. Y gracias a dicho sentimiento podemos sobrevivir. Porque sin amistad, ¿qué gracia tendría la vida? Los amigos están para lo bueno, con sus risas y sus tonterías. Los amigos están para lo malo, para llorar con ellos. Los amigos te soportan con tus buenas y malas caras. Porque eso es ser un buen amigo. Mar lo sabe y por esa razón intenta apoyar a Vir en todo lo que puede. Porque para ella, Vir es algo casi tan importante como el respirar. Sabe que si tiene algún problema, Vir estará ahí ayudándola. Cuando se siente sola piensa en ella, en todo lo que hace para ayudarla, y sonríe. Porque tiene la extraña sensación de que Vir también pensará en ella cuando esté mal. Y así, apoyándose mutuamente, logran vivir de manera diferente. Ya no están solas porque son ellas contra el mundo.

Cualquier tiempo pasado nos parece mejor.

Y ahora estoy aquí, tratando de que todo vuelva a la normalidad. De que mis días felices resurjan de la nada. Porque siempre se vuelve a ser feliz, aunque sólo sea por un momento. Pero ahora estoy aquí, tirada, como un mueble viejo. Y me siento sola, me siento mal, como si nada de lo que pasara a mi alrededor me pudiera afectar sobremanera. Y esque, en esto de perder he ganado. Una vez me dijeron que me gustaba estar triste y, pensándolo detenidamente, es verdad. La tristeza me acompaña desde siempre, incluso antes que la felicidad. Ya nada es como antes y, según esa canción, cualquier tiempo pasado nos parece mejor. Pero, ¿eso es cierto? ¿Cualquier tiempo pasado nos parece mejor? Antes no discutía tanto con mi hermana, antes no estaba tan mal con mis padres, antes... Un suspiro. Antes era más feliz, supongo. O quizás no. Pero me gustaría que esto pasara ya.

domingo, 6 de junio de 2010

Cavilaciones.


A veces siente como si viviera una vida que no le pertenece. Como si pudiera vivir mucho más, que pierde demasiados momentos. Pero, en realidad, le gusta su vida. No está tan mal como muchas otras. Se conforma con ella. Aún así, cuando ve cómo viven otras personas, cómo se divierten, brota en ella un sentimiento de envidia inigualable. Le gustaría tanto poder hacer las cosas que hacen otras personas, poder vivir tantas experiencias, no tener tanto miedo. Pero no, ella es así. Tiene miedo y se deja influenciar por los demás. Y eso claramente no es bueno. Aunque no puede hacer otra cosa, ella es así y punto. Pero no pierde la esperanza de que algún día ese miedo a vivir la vida plenamente se disipe.

sábado, 5 de junio de 2010

Miedo a perder.

- ¿Alguna vez sentiste que perdías a alguien lentamente?
- No, ¿qué se siente?
- Es como si te quitaran a la parte más importante de tu vida sn casi darte cuenta, lenta e inofensivamente. Un día te das cuenta de que ya no eres imprescindible para esa persona y...
- Y, ¿qué pasa?
- La pierdes, para siempre.
- A nosotros no nos pasará, lo prometo.

Pero las promesas se las lleva el viento y ella lo sabe. Tiene miedo a perder a lo más importante. A él.

domingo, 23 de mayo de 2010

Envidia.


Mira hacia un lado. Descubre a una pareja dándose un apasionado beso y la envidia la envuelve. Porque sí, ella es muy feliz cuando él tiene detalles bonitos. Cuando lo ve y siente esas lindas mariposas en la boca del estómago. Pero hay algo que la destroza. El pasotismo desmesurado que él tiene hacia los pequeños detalles como decirle un "te quiero". Y eso le hace mucho daño. Porque quiere sentirse aún más especial de lo que él consigue que se sienta. Porque necesita saber lo que él siente de vez en cuando. Unas bonitas palabras susurradas en un buen momento. Lo que realmente él debería demostrar y no lo consigue.

viernes, 21 de mayo de 2010

Imperfecciones.


Simplemente, imperfecta, con todo lo que eso conlleva. Ella lo sabe, pero no le importa. ¿Para qué ser perfecta? Serlo sería demasiado aburrido. Y, así, con sus grandes o pequeñas imperfecciones, es feliz. Porque no se podría alcanzar nunca la perfección absoluta. Es demasiado complicado llegar a ella. Siempre hay algo, una mínima tontería, que hace que ya no seas perfecta. Por eso, intentar serlo es agotador. Y como ella no quiere ser perfecta, es aún más perfecta. Porque sabe que si quisiera acercarse a la perfección lo podría hacer, pero prefiere ser normal. Ser una chica más. Esa es su cualidad más especial, el querer ser ella misma y no lo que se debería ser.

domingo, 16 de mayo de 2010

Pablo Neruda.


Su melena se enredaba con el viento. Un cigarro en su mano izquierda. Un mechero en la derecha. Caminaba por la calle. Oscuridad y sombras. Pensaba en todas las cosas que la amargaban. Sus padres. Su hermana. Sus estudios. Todas esas tonterías que no dejaban de rondar su cabeza. Quería olvidarse de todo. Quería fumar. Quería encenderse el cigarro. Pero hacía demasiado viento. Se paró. Miró hacia el muro que tenía al lado. "Quiero hacer contigo lo que la primavera hace con los cerezos". En ese momento, lo consiguió. Una sonrisa y, por un segundo, olvidó.

viernes, 14 de mayo de 2010

Pensamientos.


Atrapada. Asustada. Agobiada. Ella no sabe qué hacer con su vida. ¿Realmente es eso lo que quiere? No, sabe que no. Pero ahí sigue. Intentándolo. Sin motivaciones. Y muy desengañada. Porque ella pensaba que aquello no sería así. Que el amor no sería así. Qué bonito lo ponen en las películas. "Denunciaré a Disney por hacerme creer que encontraría a un príncipe", pensaba constantemente. Se centraba siempre en aceptar lo que tenía. Pero con ello no llegaba a la plena felicidad. Y ella lo sabía. Pero, ¿cómo podía cambiarlo? ¿Dejándolo todo? No, así estaría aún más perdida. "Por lo menos, cuando tenía unas metas fijas podía alcanzarlas", comenta para sí. Pero ahora ella no tiene metas. Simplemente sigue viviendo. Sin aspiraciones a nada. Dándole igual una cosa que otra. Debía buscar de nuevo esas metas que la motivaran. Y, tal vez, olvidarse de él por un tiempo.

miércoles, 12 de mayo de 2010

El diario de Noa.


Un amor tan puro, loco e irreal que nada puede romperlo. Un amor mágico. De esos amores que duran eternamente. Aunque no estén juntos. Lo de menos es eso, el hecho de estar juntos. Porque saben que se quieren. Y con eso les vale. Los dos juguetean y se enamoran sin restricciones. Y luego, cuando se deben separar, duele demasiado. Él sabía que ella era la mujer de su vida desde el primer día. Ella tardó un poco más. Pero, al final, se unieron en el amor. Su historia es la historia del amor irracional. Del amor que supera todos los obstáculos. Del amor que supera el tiempo. Y, sobre todo, del amor que se encarga de hacer que los dos aguanten hasta el final. Hasta el día de su muerte. Porque el uno sin el otro no son nada. Y Noa lo sabía. Y Allie lo sabía. Se amaron desde que se conocieron aquel verano hasta el fin.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Un paseo para recordar.


Cuando te enamoras no piensas. Tampoco lo habías planeado. Los sentimientos no surgen porque una persona quiera o no. Simplemente, surgen y ahí están. Y cuando esos sentimientos son fuertes, duele. Porque el amor duele. Digan lo que digan. Y sientes como una parte de ti está en la otra persona. Te sientes vulnerable. Pero te gusta esa sensación. Porque parece que todos los días hace sol. Que no hay un momento de pena. Sólo felicidad. Y luego te das cuenta de que ese amor puede terminar. Tienes miedo. Pero sigues con la otra persona. Porque la quieres. Y, ¿qué pasa si la otra persona ya te había dicho desde el principio que no te enamoraras? Y, aún más, ¿qué ocurre si el motivo por el que no quiere que te enamores es porque está enferma? Duele, ¿verdad?

lunes, 3 de mayo de 2010

Quiero comer arroz.


La niña está llorando. Ya no aguanta más. Sabe que hoy será el día de su muerte. Realmente desea que así sea. Está tan cansada de la vida. Demasiado. Con su corta edad debería ser más alegre. Tiene toda la vida por delante. Eso es lo que más la asusta. ¿Una vida por delante? Y, ¿cómo será esa vida? No quiere ni pensar en ello. El miedo la paraliza. Roza la cuchilla por su muñeca. La sangre brota lentamente. "Qué afilada estás, casi no me rocé y ya me hice un corte" piensa mientras continua cortándose. Una vez. Dos veces. Tres veces. Y la bañera llena de agua se empieza a transformar en sangre. Deja la cuchilla en el suelo del baño. Cierra los ojos. Tiene miedo. Pero sabe que lleva mucho tiempo ya muriendo. Tal vez no tuviera una enfermedad. Tal vez no fuera una muerte con fecha de día final. Pero ella sentía como si su alma la hubiera abandonado. Y sólo estuviera su cuerpo. Un cuerpo que estaba a punto de dejarse vencer contra la muerte. El último pensamiento antes de no despertar fue sorprendente. Algo que ni ella misma esperaba. "Quiero comer arroz".

sábado, 1 de mayo de 2010

Hey there, Delilah


Querida Delilah:
Hace un día que te fuiste. Me dejaste aquí, solo. Pero sé que pronto estaré contigo. Y da igual lo que los demás piensen. Esto va a funcionar, pequeña. Yo sé que funcionará. Porque el amor que siento no es pura locura. O, en cierta medida, lo es. Pero te quiero. Te amo, diría yo. Y no puedo estar ni un segundo sin pensar en ti. Aunque sé que estarás lejos. Pero yo no me rindo. Tan solo déjame seguir queriéndote en la distancia. Sólo te pido eso. Porque sé que algún día volveremos a estar juntos. Ahora estarás leyendo mi carta. Y sólo de pensarlo me pongo feliz. Estarás sonriendo. Como la primera vez que te vi. Y espero que esa sonrisa no se apague. Ni aunque la gente piense que estamos locos. Porque, ¿qué son unos cientos de kilómetros comparados con nuestro amor? Cuando tengas miedo, cierra los ojos. Cierra los ojos y piensa en mi. Así sabrás lo que siento yo por ti.
Te quiero.
Matt.

Quiero ser libre.


Quiero ser libre. Poder gritar sin miedo. Sentir el aire acariciando mi pelo. Quiero ser libre. Y disfrutar del mundo entero. Sin ataduras. Sin complejos. Quiero ser libre. Surcar el mar. Ir sin tiempo. Hacer lo que quiera. Pero sin que nadie judgue lo que quiero. Quiero ser libre. Besarte en cualquier momento. Estar a tu lado siempre. Y disfrutar de nuestros encuentros. Porque contigo soy libre. Porque sin ti yo no quiero. No quiero nada que no sean tus labios. Y si tengo errores los admito. Los admito, corrijo y los resto. Porque no quiero vivir con mis miedos. Éstos me aterrorizan. Pero es que ya no quiero.

lunes, 26 de abril de 2010

Hasta el final.


Al final del camino. La razón por la que seguimos. Todo por lo que soñamos llegar a la meta. Es un simple sentimiento de pura felicidad. De puro amor. Porque el amor es el sentimiento que mueve al mundo. O tal vez también haya que añadir al odio. El amor y el odio son los dos sentimientos que mueven el mundo. Así mejor. Pero, realmente, del amor al odio hay un paso. O eso dicen. Y cuando experimentamos ese amor tan mágico y bello no queremos perderlo nunca. Algunos lo pierden. Otros lo transforman. Los más afortunados lo mantienen. Y ahí está la gracia de la vida. Encontrar un amor que sea especial y que esté hasta el final.

jueves, 22 de abril de 2010

Casos de la vida.


Al principio, parecía un juego de niños. Luego, empezó a ser algo más serio. Él le decía que la amaba. Y ella, infeliz, lo creía. Creía todas sus mentiras. Todas sus estupideces. Aceptaba todas sus peticiones. Pero él era diferente a los demás hombres. Él no era apropiado para ella. Aunque a ella eso le daba igual. La primera vez que hicieron el amor fue complicado. El lugar escogido fue en la casa de él. En esa casa compartida por su mujer y su hijo. Él estaba más nervioso incluso que ella. No por ser descubiertos, sino por esa sensación. Esa sensación que tienes al principio, cuando haces algo mal. Pero ese hecho de "hacerlo mal" se convirtió en rutina. Incluso ella se hizo amiga de la mujer de su amante. Al final, lo único que quedó de ella era el recuerdo. El recuerdo de su comportamiento anterior. Antes de conocerlo a él. Antes de entregar su vida a una relación sin futuro y sin sentido. Pero ella, según parecía, así era feliz.

Días de amor y desenfreno.


Qué día tan perfecto. Y ellos, soñando con más días así. Porque estos días no pueden acabar. Aunque, al final, siempre lo hacen. Pero en eso no piensan. Prefieren seguir siendo felices. Dibujándose sonrisas con el dedo. Sintiendo cada segundo más especial que el anterior. Porque así es el amor. O eso dicen.

sábado, 17 de abril de 2010

Sorprendente.


Cuando ella se mira al espejo no se ve como es. Sólo ve algo deforme, algo que realmente no es ella. Siente una sensación de vacío por dentro. Sigue sin apartar la vista del espejo. Y tiembla. Se siente mal. La rodea una extraña sensación de ira. Esa sensación. Esa ira que la mata por dentro. No querría dejar nunca de llorar. Pero por algún motivo, consigue hacerlo. Consigue dejar de llorar. Y aparta la mirada del espejo. Y ya no se ve. Y se imagina. Se imagina como si no fuera deforme. Como si sus ojos estuvieran llenos de vida. Y eso la anima a dejar de esconder una sonrisa. Y eso la empuja a gritar "Hoy será un nuevo día".
Y con ese pensamiento sale de casa. Como todos los días. Dispuesta a comerse el mundo. Porque, hay veces, que por muchos miedos que tengamos, nos apetece reír. Nos dan ganas de comernos el mundo. Aunque no seamos totalmente felices, nos da igual. Porque lo que no debemos hacer es eso, amargarnos. Luchar y seguir adelante. Ser felices. Esas son nuestras metas. Y por ello, la chica deja a un lado lo que siente cuando se mira al espejo. Sale a la realidad y se da cuenta de que no vale la pena arrepentirse, ni quedarse parado, ni siquiera vale la pena llorar. Sólo valen la pena esos pequeños y sorprendentes detalles de cada día. Esos detalles que nos hacen felices por un segundo y que nos ayudan a olvidar nuestra visión frente a ese espejo. Nuestro espejo. Nuestros miedos.

Hasta el amanecer.


Un atardecer. Ella corre como nunca. Su melena negra juguetea feliz con el viento. Llega tarde, lo sabe. Pero no puede correr más. Él estará cansado de esperarla. También lo sabe. Su vestido negro se ajusta a su figura, semejándola con una bella modelo ajetreada. Los tacones suenan fuerte por la calle. Una hora. Llega una hora tarde.
En otro lugar, próximo. Un joven con traje mira el reloj. Son más de las 8. Habían quedado a las 7. Va de un lado hacia el otro en la acera. Lleva así media hora. Casi está a punto de marearse. Pero debe esperarla. Ella lo llamó. "Voy a llegar tarde" dijo. Y ahí estaba él. Esperando.
Cruza una esquina. Y lo ve. Y él la mira. Y los dos sonríen. Él debería parecer enfadado. Pero no está. Con ella, nunca. Se acercan. Ella jadea. Llevaba corriendo diez minutos. Él la abraza y le susurra al oído: "Princesa, llevo una hora esperándote". Ella sonríe y respira hondo, contestándole: "No te quejes, yo he estado toda mi vida esperándote a ti".
Y un beso. Apasionado. Dulce. Intenso. Se miran a los ojos, terminándolo. Sonríen. Ya no tienen edad para ir dándose besos por las calles. Pero es un momento especial. Se sienten otra vez como niños.
Van a la casa de él. Había preparado una sorpresa. Cena romántica. Dos velas. Champán. Fresas. Y un sinfín de bombones y flores. Ella sonríe al ver la decoración. Nunca pensó que él pudiera hacer eso por ella.
Una copa de champán. Dos. Tres. Cuatro. Y se besan. Y ríen. Y sueñan con una noche perfecta. Sueñan y actúan. Terminando la velada entre sábanas. Gemidos y mordiscos suaves acompañan sus movimientos. Hasta el amanecer.

La chica del lago.


Cuando ella se da cuenta de que todo lo demás no sirve de nada, simplemente sonríe. Sonríe porque la vida es eso. Nada. Y todo. O tal vez sean demasiadas cosas a la vez. No piensa. Ella sólo siente. Siente que todo lo demás ya no importa. Que todo lo demás deja de ser interesante. Sólo existe ella. Y quiere ser de una vez feliz. Sin pensar en él. Ni en los estudios. Ni en nada. Simplemente pensando en ella. Actuando por lo que ella decida. Y, en el fondo sabe, que no durará mucho. Pero quiere intentarlo.
Saca un cigarro del paquete y lo mira. Por un instante quiere tirarlo al agua. Poco tarda en encenderlo. Decide que le apetece fumar. No quiere dejar de fumar. No le apetece. Demasiado tiempo ha estado intentando hacer lo correcto. Y ahora, decide seguir fumando.
Sonríe y enciende el piti. Y piensa: "la vida es simplemente eso, decisiones, que tal vez sean buenas o malas, pero que debes decidir tú".

viernes, 16 de abril de 2010

Encontrando al amor en cada esquina.


Ella camina por la calle. Escucha música desde su móvil. Tararea en su mente una canción. Él la mira. Se cruzan. Un choque. Dos miradas. Se caen los libros que ella llevaba entre las manos. "Perdón" y él sigue hacia delante. Pero ella se queda cayada. Lo mira durante unos instantes. Y él, en ese momento en el que ella cesa su mirada, se gira. Y los dos cruzan de nuevo las miradas. Ella vuelve a tener los libros en sus brazos. Él sonríe y se acerca. Los dos corazones palpitan tan rápido que casi es lo único que se escucha. Por lo menos para ellos.
- Hola, soy Marcos -le tiende la mano.
- Hola, yo soy Carlota... -sonrojada, ella le da la mano.
Y comienzan a hablar. Y a conocerse un poquito más. Ella va hacia clase. Él también. Deben irse ya o llegarán tarde. Pero ese choque tan estúpido y puntual puede que se convierta en el principio de algo. De una amistad. De un amor.