domingo, 29 de mayo de 2011


Caminaban por la calle sin nada de lo que hablar, sin malestar pero tampoco como habían estado antes. Cuando antes caminaban por la calle era algo natural ir de la mano, hablar sobre mil cosas, reír. Ahora no, ahora simplemente caminan por la calle. Él piensa en el fútbol y ella en que algo no está bien entre ellos dos. Y siguen caminando por la calle en la que tantas veces se habían besado, donde una vez ella se tropezó y él se rió, donde él la cogió una vez de la cintura y la abrazó con muchas ganas. Pero esta vez era diferente a todas las anteriores, ya nada era como antes, y una casualidad del destino hizo que ella se diera cuenta. Un escalofrío recorrió su espalda al leer la nueva pintada de la pared.
- Never regret anything because at one time it was exactly what you wanted -susurró al tiempo que dejaba de caminar.
- ¿Qué has dicho? -él la miró y se quedó unos pasos por delante de ella.
- Ya no quiero esto más, Mateo, es hora de dejarlo -ella lo miró y suspiró.
- ¿Pero qué dices? ¿por qué? ¿te has vuelto loca? -él no entendía nada, se acercó hasta ella con el ceño fruncido.
- Ya no quiero seguir así, ya no te quiero -negó lentamente y luego encogió los hombros-

Y así terminó todo, sin ni siquiera un beso de despedida. Él no lo entendía, la seguía queriendo como el primer día, o eso pensaba. Ella llevaba mucho tiempo sin saber si realmente quería seguir con él y fue en ese momento, en ese preciso momento, cuando se dio cuenta de que había sido muy feliz con él pero ahora ya no. No podía seguir fingiendo estar bien, no quería, pero tampoco se arrepentía de todo lo que vivió con él. Había comenzado una nueva etapa de su vida en la que él no tenía cabida.

domingo, 22 de mayo de 2011

Ser feliz no significa que todo sea perfecto.


No tengo dinero, necesito dinero, voy a conseguir dinero. Lo consigo. Tengo dinero, ¿qué haré con el dinero? Me compraré un vestido. Tengo un vestido nuevo, lo tengo que estrenar. ¿Dónde podré estrenarlo? Tengo que preparar una fiesta para poder estrenarlo, sí. Una fiesta grande, donde haya que llevar un vestido. Preparo la fiesta, estoy en la fiesta, me aburro en la fiesta, conozco a gente en la fiesta. ¿Quién es ese chico? Tengo que conocerlo, voy a conocerlo. Lo conozco. Me gusta, quiero quedar con él, quedo con él. Tengo que besarle, me gustaría tanto besarle. Lo beso, me gusta su beso, quiero otro beso. Bésame, cielo. Otro beso más y para casa.

Sin un fin real, sin un futuro al que me dirija, simplemente viviendo el presente. ¿Qué pasará mañana? Nadie lo sabe. Probablemente siga todo igual que ahora, aburrido y monótono. Tal vez muera, tal vez conozca a alguien que realmente merezca la pena. Tal vez el sol proyecte unos rayos más calurosos o una nube produzca lluvia. La incertidumbre de la vida abruma tanto que muchas veces no se puede ser feliz, pero ser feliz no significa que todo sea perfecto.

Visiones.


Coge su tabla y camina por la arena de la playa, respirando profundamente. Observa el agua del mar, las olas, las gaviotas. Da un respiro hondo y largo, sintiendo dentro de él la brisa marina, el olor a mar, a sal. Antes de introducirse en el agua cierra los ojos y sonríe. Las gaviotas y las olas proporcionan ese sonido especial que consigue que su vello de ponga de punta. Vuelve a abrir los ojos y da unos pasos más, tocando ya con los pies el agua. Está fría, todavía no es verano y aún el agua mantiene unas temperaturas bastante bajas. El agua ya le llega por la cintura. La tabla se deja llevar ligeramente por las olas. No sabe muy bien cómo lo hará, pero no le importa demasiado; sabe que no le pasará nada. La seguridad que demuestra de sí mismo consigue que se monte en la tabla justo antes de que una gran ola se acerque por el horizonte.
_________________________________________________

Ya está ahí otra vez. Desde hace una semana, todos los días a la misma hora aparece. Primero se queda frente al mar unos instantes y después coge la tabla. Lo he observado varios días y creo que ha ido mejorando. Parece que se divierte con las olas. Una suerte para él que tiene una afición, yo sólo me quedó en casa observando cómo los demás viven sus vidas.

Remember me.


¿Por qué tuvo que pasar? ¿Por qué te conocí? ¿Por qué te quise tanto sin apenas darme cuenta? ¿Por qué se deshizo nuestro hechizo? ¿Qué fue de aquellas tardes recorriendo cualquier calle con tal de poder robarnos besos? ¿qué pasó con esas noches abrazados en las que lo que menos importaba era dormir? La vida es tan injusta a veces que da miedo pensarlo. Lo único que quedó de aquel tiempo es el recuerdo, podría ser un recuerdo bonito pero tampoco lo es. No es bonito, no fue bonito ni desde el principio ni terminó siendo bonito. Las estrellas se alinearon para que todo pareciera más fácil, pero cada día es un poco más difícil. A veces me sorprendo recordando y aún sigue doliendo. No duele tu recuerdo, no duele lo que pasó, no duele siquiera no saber nada de ti. Duele saber que todo terminó y, sobre todo, el miedo. El miedo duele muchísimo, penetra mi piel como si fuera algo lógico, pero no lo es. No es lógico que aún te eche de menos, ni tampoco que tú ni pienses en mí una última vez.