domingo, 29 de mayo de 2011


Caminaban por la calle sin nada de lo que hablar, sin malestar pero tampoco como habían estado antes. Cuando antes caminaban por la calle era algo natural ir de la mano, hablar sobre mil cosas, reír. Ahora no, ahora simplemente caminan por la calle. Él piensa en el fútbol y ella en que algo no está bien entre ellos dos. Y siguen caminando por la calle en la que tantas veces se habían besado, donde una vez ella se tropezó y él se rió, donde él la cogió una vez de la cintura y la abrazó con muchas ganas. Pero esta vez era diferente a todas las anteriores, ya nada era como antes, y una casualidad del destino hizo que ella se diera cuenta. Un escalofrío recorrió su espalda al leer la nueva pintada de la pared.
- Never regret anything because at one time it was exactly what you wanted -susurró al tiempo que dejaba de caminar.
- ¿Qué has dicho? -él la miró y se quedó unos pasos por delante de ella.
- Ya no quiero esto más, Mateo, es hora de dejarlo -ella lo miró y suspiró.
- ¿Pero qué dices? ¿por qué? ¿te has vuelto loca? -él no entendía nada, se acercó hasta ella con el ceño fruncido.
- Ya no quiero seguir así, ya no te quiero -negó lentamente y luego encogió los hombros-

Y así terminó todo, sin ni siquiera un beso de despedida. Él no lo entendía, la seguía queriendo como el primer día, o eso pensaba. Ella llevaba mucho tiempo sin saber si realmente quería seguir con él y fue en ese momento, en ese preciso momento, cuando se dio cuenta de que había sido muy feliz con él pero ahora ya no. No podía seguir fingiendo estar bien, no quería, pero tampoco se arrepentía de todo lo que vivió con él. Había comenzado una nueva etapa de su vida en la que él no tenía cabida.

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