lunes, 3 de mayo de 2010

Quiero comer arroz.


La niña está llorando. Ya no aguanta más. Sabe que hoy será el día de su muerte. Realmente desea que así sea. Está tan cansada de la vida. Demasiado. Con su corta edad debería ser más alegre. Tiene toda la vida por delante. Eso es lo que más la asusta. ¿Una vida por delante? Y, ¿cómo será esa vida? No quiere ni pensar en ello. El miedo la paraliza. Roza la cuchilla por su muñeca. La sangre brota lentamente. "Qué afilada estás, casi no me rocé y ya me hice un corte" piensa mientras continua cortándose. Una vez. Dos veces. Tres veces. Y la bañera llena de agua se empieza a transformar en sangre. Deja la cuchilla en el suelo del baño. Cierra los ojos. Tiene miedo. Pero sabe que lleva mucho tiempo ya muriendo. Tal vez no tuviera una enfermedad. Tal vez no fuera una muerte con fecha de día final. Pero ella sentía como si su alma la hubiera abandonado. Y sólo estuviera su cuerpo. Un cuerpo que estaba a punto de dejarse vencer contra la muerte. El último pensamiento antes de no despertar fue sorprendente. Algo que ni ella misma esperaba. "Quiero comer arroz".

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