lunes, 14 de febrero de 2011

Historia de San Valentín I.


Un beso en la frente y una sonrisa pintada en la cara. Parece mentira que ya haga un año desde que se conocieron. Un año que, en realidad, no es tanto tiempo. 365 días, con 365 momentos diferentes.
-¿Por qué te fijaste en mí? -pregunta ella con cierta ternura, con la ternura que siempre desprende ella.
-¿Cómo no hacerlo? -él sonríe y le da un suave beso sobre sus labios, luego agarra una de sus manos y comienza a caminar con ella.
-No, de verdad, ¿por qué lo hiciste? -lo mira con curiosidad- ¿Fue por mi vestido rojo en aquella fiesta? ¿por mi forma de bailar? ¿por qué?
-¿Quieres saberlo, pequeña? -él frena, mirándola.
-Sí, quiero saberlo.
-Me llamó la atención tu forma de sonreír, tu forma de mirar, tu risa, tu cuerpo... -sube una de sus manos hacia la mejilla de ella, acariciándola con dulzura- pero lo que más me llamó la atención fue tu forma de pronunciar mi nombre.
-¿Mi forma de pronunciar tu nombre? -suelta una carcajada, divertida- ¿lo pronuncio de forma diferente?
-Un día mi padre me dijo que sabría quién sería mi media naranja si ella sabía pronunciar mi nombre de manera diferente. Desde el momento en el que te escuché, supe que eras tú.

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