lunes, 7 de febrero de 2011

Rutina.


Coje unas orquillas negras y las hunde entre su pelo. Sabe que si en el tercer intento no le sale un moño, tendrá que desistir. Se ha hecho demasiado tarde. Agarra la falda prevista para la cita. Una falda de talle alto, oscura, que no es demasiado larga ni demasiado corta. Una de esas faldas perfectas para las situaciones que se puedan presentar en una reunión. También se pone la camiseta blanca que tanto le gusta. Ahora debe desabrocharse la falda para poder meterse mejor la camiseta dentra de ella. Los zapatos negros de tacón bajo. ¿Dónde están los zapatos? ¡Qué descontrol! Ya sabe que irremediablemente llega tarde y es cuando se pregunta el por qué no se levantó un poco antes. Pero no tiene ni tiempo para detenerse a pensar en eso. Coge las llaves del coche con rapidez y se dirije al garaje. Otra mañana más, otra estúpida mañana igual que las anteriores.

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